"I-Polis", el nuevo libro de Susana Finquelievich

Reflexiones sobre la interface entre ciudades y las tecnologías de información y comunicación

"Las ciudades de la era de Internet, como las ciudades de Ítalo Calvino, son invisibles". Aquí una de las conclusiones planteadas por Susana Finquelievich en su nuevo libro: I-POLIS. Ciudades en la era de Internet.

- ¿Por qué I-Polis- Ciudades en la era de Internet es distinto a tus libros anteriores?

- Porque no se trata de un libro puramente académico. Y no sólo porque lo haya encarado como un libro de difusión. No es el resultado de una investigación ni una compilación de artículos de coautores. Es una reflexión sobre los temas tratados en la interface entre ciudades y tecnologías de información y comunicación (TIC) sobre los que he trabajado en los últimos treinta y pocos años. En ese proceso fue inevitable reflexionar también sobre mi vida, tan entretejida con el tema que trabajo. Desde muy joven, como arquitecta, luego urbanista y por último como socióloga urbana, he trabajado sobre las ciudades como objeto de iniciativas, de acciones, de movimientos sociales. Las ciudades son el espacio en el que las tecnologías se crean, se experimentan, se difunden y se re-transforman. Me convertí también en una actora de ese proceso. Por eso comienzo a relatarlo desde 1984, año en que conocí por primera vez una computadora. Fue como cuando a Aureliano Buendía lo llevaron a conocer el hielo.



- ¿Qué preguntas te dispararon a escribir este libro?

- Surgió en una caminata por Tomás Jofré con mi amiga y colega Laura Marés: ¿qué se cumplió en la Sociedad del Conocimiento en los últimos 30 años, con respecto a lo que se esperaba de ella? Otras preguntas fueron apareciendo: ¿cuáles fueron los aspectos negativos que se temían de una sociedad informatizada? ¿qué promesas mostraba esta nueva sociedad? ¿cuales de estos miedos y expectativas se cumpliron? ¿qué usos imprevistos de las TIC han surgido desde entonces?

- ¿A quién está dirigido el libro?

- A todos aquellos a quienes les interese la ciudad, a todos los que usen Internet: científicos, técnicos, investigadores, ingenieros, arquitectos, cientistas sociales, psicólogos, informáticos, funcionarios gubernamentales, empresarios, y sobre todo, a los ciudadanos en el sentido amplio, a todos los que habitamos estas nuevas ciudades.

Sólo para fanáticos: Susana Finquelievich y su postura sobre la Brecha Digital hace diez años, en CanalAR: aquí.

- ¿Qué temores identificaste sobre las ciudades en la era de Internet?

- "Temo el día en que la tecnología sobrepase nuestra humanidad". La frase se atribuye a Albert Einstein. La haya pronunciado efectivamente o no, esta expresión resume los temores que rodean cada evolución tecnológica. ¿Existe una innovación que no despierte temores? En la primera parte del libro traté sobre las percepciones tecnofóbicas de las TIC. Algunas de estas percepciones están expuestas desde el Siglo XIX en literatura y en menor medida en obras de arte. A cada temor enunciado se le responde con lo que ocurrió en la realidad. ¿Se cumplieron? ¿Se llegó al infierno tan temido? ¿Los resultados fueron más suaves que los previstos? ¿O tal vez ocurrió lo contrario a lo esperado? Los temores que identifiqué fueron varios: el miedo a la desaparición de la ciudad como tal, a que los robots nos saquen los trabajos, a que la inteligencia artificial nos supere, a que estemos constantemente vigilados... Algunos, como la vigilancia se cumplieron. Otros afortunadamente, no.



- ¿Cómo afecta a los ciudadanos la vigilancia por medio de TIC?

- Resulta difícil saber cómo nos afecta a los seres humanos el hecho de estar bajo vigilancia, aunque la mayoría de los ciudadanos probablemente no tenga conciencia de estarlo. "Las cámaras vigilan a los otros para mi seguridad, pero no me vigilan a mí", podría ser la expresión de un pensamiento frecuente. Según varios investigadores, la video vigilancia no reduce la sensación de inseguridad, lo que prueba su inefectividad como herramienta de prevención, reducción y resolución de crímenes. Las cámaras no hacen que la gente se sienta más segura, sino que crean un temor falso, el cual es aumentado por la intensa actividad de los medios. Además, la cámara apunta al ciudadano (inocente) en vez de al criminal, imponiendo un temor constante en espacios públicos. En un estudio esclarecedor, se revela que sin importar que se tratara de estacionamientos de vehículos, centros comerciales o en la calle, la presencia de video-vigilancia no hacía que el público se sintiera más seguro. Las sensaciones de incomodidad y el creciente temor en la presencia de video-vigilancia eran significativamente mayores entre mujeres, quienes son comúnmente etiquetadas como el grupo más vulnerable a eventos criminales. En otro estudio se encontró que la operación de sistemas de video-vigilancia era discriminatoria y pasible de transformar los espacios en guetos, lo que de hecho dificulta las interacciones sociales, la inversión, el crecimiento económico, detiene la cohesión social y conduce a más crímenes. La video-vigilancia, instalada sobre todo en los centros urbanos y en los barrios de medios y altos ingresos, parece transformar la territorialidad de los usuarios de espacios públicos. Está reestructurando el paisaje urbano, convirtiéndolo en producto de consumo. No sólo se vende la ilusión de seguridad, sino que los sistemas de administración públicos y privados controlan los espacios públicos, así como los procesos sociales, políticos, económicos y espaciales que se desarrollan en ellos.

- ¿Qué ha pasado con las expectativas?

- Ah, las expectativas eran múltiples: ciudades mejor gestionadas, transparencia gubernamental, empoderamiento de los ciudadanos, mayor producción y difusión de conocimientos, entre otras. Ciertas promesas fueron cumplidas; por ejemplo, la multiplicación del conocimiento. Los ciudadanos colaboran constantemente a esta multiplicación del conocimiento. En las últimas dos décadas ha aparecido una tendencia mundial de gran interés: la creciente participación de la sociedad civil en la recolección, verificación, análisis, intercambio y difusión de datos, con fines científicos, utilizando TIC y en particular, tecnologías móviles. La E-Ciencia Ciudadana es un nuevo tipo de producción científica basada en la participación, consciente y voluntaria, de miles de ciudadanos que generan grandes cantidades de datos. Cualquier persona puede aportar su inteligencia o sus recursos tecnológicos para alcanzar resultados científicos de utilidad social. No es necesario poseer conocimientos previos. La e-ciencia ciudadana tiene usos importantes en la ciudad. El urbanismo participativo se focaliza directamente en el potencial de las tecnologías móviles para posibilitar acciones ciudadanas, permitiendo evaluar, medir proponer y compartir elementos de la vida urbana. Por medio de la eCC se pueden promover nuevos métodos para que los habitantes urbanos, en forma individual o grupal, se tornen más proactivos en su compromiso con la ciudad, su barrio, su espacio público. Los ejemplos de urbanismo participativo incluyen información sobre las condiciones ambientales urbanas, respuesta a consultas públicas sobre planeamiento, información sobre seguridad urbana, salud pública, espacios verdes, etc. Por ejemplo, el proyecto “NoiseTube” (“teléfono de ruidos”) en Bruselas permite a los ciudadanos medir su exposición al ruido en su medio ambiente cotidiano, mediante el uso de teléfonos móviles equipados con GPS y sensor de ruidos Así, cada usuario puede contribuir al compartir mediciones geográficamente localizadas y notas personales, los que, añadidos a los de los demás voluntarios, producen un mapa colectivo de ruidos, que facilita el monitoreo de la contaminación sonora en las áreas urbanas.

- ¿Qué promesas no han sido cumplidas?

- Por ejemplo, la del gobierno electrónico (GE) se ha cumplido sólo en parte. Es de esperar que a medida que el sector público continúe reformando las instituciones y los procesos estructurales para aumentar la eficacia y mejorar la prestación de servicios, creando un ambiente propicio para los negocios y ofreciendo más oportunidades de participación a la ciudadanía, el gobierno electrónico se convertirá en el activador clave del desarrollo sostenible. Desde la puesta en marcha de políticas y programas hasta el diseño de leyes y regulaciones para el acceso a las TIC y la participación ciudadana, el gobierno electrónico y la gobernanza electrónica ampliarán su alcance para lograr efectos en las condiciones de vida de las personas de todos los países, en general, incluyendo la e-inclusión. En el contexto del GE las TIC son un instrumento valioso para promover la democracia. Una aplicación importante del e-gobierno, hasta ahora descuidada, es la e-democracia, por medio de mecanismos de consultas y preparación de los ciudadanos para una votación bien informada, así como su extensión a la toma de decisiones usando como base las consultas en línea, foros públicos y plebiscitos. Lo que aún se conoce de manera insuficiente es si la política y la gobernabilidad presentan transformaciones cuando se utilizan medios electrónicos Se producen algunos cambios, como la contribución a la formación de opinión pública, información ciudadana, y de vez en cuando un efecto que alcanza directamente a los cuadros políticos.
Es evidente que los gobiernos, en tanto que instituciones públicas y guardianes de la democracia, necesitan desempeñar un papel proactivo en el mundo de la Internet. En primer lugar, necesitan mantener y actualizar las prácticas democráticas existentes, pero además es preciso incorporar y adaptar estrategias y tecnologías en línea para expandir y aumentar la democracia participativa. El incremento de la real (y no meramente discursiva) participación ciudadana es clave para asegurar que los gobiernos de todos los niveles puedan conocer las demandas de sus ciudadanos, satisfacerlas y maximizar los beneficios de la Sociedad del Conocimiento.

- ¿Cuáles fueron los emergentes no previstos?

- Uno de ellos es, evidentemente, las redes sociales. Estas, tal como las conocemos actualmente, en su fabulosa dimensión e influencia sobre las vidas de las personas, no habían sido previstas allá por 1984. Pero desde los años 1970s ya existían redes sociales pre-Internet: los Bulletin Board Systems o BBS, por ejemplo. Más tarde, ya en los 2000, la forma como los ciudadanos participaban en las redes sociales se ha dado en llamar ciberactivismo, un término creado en 1984 y usado incluso antes de la creación de Internet tal como es en la actualidad. El ciberactivismo está asociado a sinónimo de acciones coordinadas de grupos movilizados a través de la comunicación en red interactiva. Actualmente, la mayoría de los movimientos ciberativistas tienen en común la reticularidad entre las calles y medios de comunicación, especialmente los medios de comunicación social y la abundancia de registros capturados por los dispositivos móviles con Internet, que conectan a los manifestantes más allá de las fronteras geográficas.
Un claro ejemplo del paradigma espacio virtual - espacio físico fue la manifestación masiva contra la violencia de género “Ni una menos”, organizada en Buenos Aires y replicada en varias ciudades del interior argentino, así como en Chile y Uruguay, el 3 de junio del 2015. Había quedado en encontrarme en una esquina de la Plaza del Congreso, donde se celebraba la manifestación, con amigas especialistas en estudios de género. Pero la multitud era tan numerosa y apretada que fue imposible: terminado el breve acto, sólo quedaba dejarse arrastrar por la marea predominantemente femenina, pero que también incluía hombres y niños, en la dirección que se pudiera. El blog “Ni Una Menos” (http://niunamenos.com.ar/) explica que la manifestación surgió de la necesidad de decir “basta de femicidios”: en Argentina cada 30 horas asesinan a una mujer sólo por ser mujer. La convocatoria nació de un grupo de periodistas, activistas, artistas, pero creció cuando la sociedad se la apropió por medio de las redes sociales y la convirtió en una campaña colectiva. A Ni Una Menos se sumaron a miles de personas, cientos de organizaciones en todo el país, escuelas, militantes de todos los partidos políticos. Ni Una Menos consiguió instalarse en la agenda pública y política. Los últimos años han demostrado que las redes sociales son herramientas muy poderosas para masificar la acción colectiva. Las redes sociales por sí solas no son suficientes para promover cambios sociales o políticos profundos y duraderos, pero ningún movimiento masivo se puede realizar sin ellas en la actualidad.

- ¿Existe una ciudad física de la era de Internet?

- Una de las primeras conclusiones es que las ciudades de la era de Internet, como las ciudades de Ítalo Calvino, son invisibles. O al menos, muy poco perceptibles. No existe una ciudad física de la Sociedad del Conocimiento. Con excepción de museos y espacios de exposición interactivos, como la Ciudad de las Artes y las Ciencias en Valencia, Tecnópolis en Buenos Aires o Maloka en Bogotá, no hay equipamientos colectivos destacables. Al contrario, son humildes, y subsisten ocultos en la trama urbana: telecentros, cibercafés, espacios de co-working, marcan la transición de un modelo socio urbano a otro. No urbanizaciones aéreas ni coches voladores, como en “Los Supersónicos”.
Las excepciones son los parques tecnológicos, los tecnopolos, los medios innovadores, los distritos tecnológicos, en síntesis, los nuevos equipamientos productivos, pero éstos no difieren mucho, físicamente, de los parques industriales o los campus universitarios del siglo XX. Aquí tampoco se encuentran construcciones espectaculares que marquen nuevos hitos urbanos. Se exceptúan, por supuesto, a las Ciudades del Conocimiento premeditadamente construidas como tales, como Yachay en Ecuador, Daedeok en Corea del Sur, o Cyberjaya en Malasia, todas ellas aún en construcción o no plenamente pobladas. A pesar de la poca visualización física de la Era de Internet en las ciudades, éstas han sufrido metamorfosis transcendentales en las maneras de usar el espacio y el tiempo social, de movilizarse, de teletrabajar, de efectuar trámites por Internet en vez de interactuar con humanos, de vincularse en la amistad y en el amor, de enseñar y aprender. Los procesos de suburbanización no se han incrementado a causa de las TIC sino por varias otras razones, pero los habitantes de los suburbios residenciales ven sus vidas facilitadas por el teletrabajo, el home-banking, los espectáculos a domicilio. Sería necesario investigar con mayor profundidad de qué maneras afecta la Sociedad del Conocimiento a los suburbios pobres, las villas miserias, y a sus habitantes. Los cambios tecnológicos que vendrán necesitan ser enmarcados por políticas públicas adecuadas. Hablo de políticas urbanas, políticas para la Sociedad del Conocimiento, y de la convergencia entre ambas. Son estas políticas públicas las que estimularán el progreso de la ciencia y la tecnología para la innovación social y productiva. Son estas políticas las que determinarán el acceso físico y económico de los ciudadanos a las tecnologías. Son ellas las que deberán disuadir que las decisiones tecnológicas queden mayoritariamente en manos del mercado, las que deberán equilibrar las relaciones de poder.