Intel entrenará 10 millones de docentes en todo el mundo

Por Matías Aizpurúa
Tarde o temprano, Internet influirá en cada aspecto de la vida. Una prueba de ello es lo que sucede hoy en materia de educación: el esfuerzo que realizan diferentes actores sociales –al margen del interés individual- es notable. La tecnología debe aportar todo de sí, pero ello no es suficiente. En este caso, Intel anunció que en 5 años capacitará a 10 millones de profesores de países en vías de desarrollo

Muchos hablan de las promesas de Internet, y la ventaja que representa en muchos campos de acción. La educación es uno de ellos: allí discurre toda una diversidad de profecías, y se especula con mejorar la calidad del sistema educativo gracias a las nuevas tecnologías de la información. Al respecto, Intel anunció que capacitará 10 millones de docentes de naciones en vías de desarrollo.

El anuncio estuvo a cargo del presidente del Consejo de Administración de la compañía, Craig Barrett, y se espera que en un plazo de cinco años Intel ofrezca capacitación a 10 millones de docentes que viven en países en vías de desarrollo. Si bien es imposible establecer –de modo cuantitativo- los beneficios específicos para Argentina, la noticia podría interpretarse como uno de los tantos proyectos que hay para estrechar la diferencia entre países subdesarrollados y aquellos que cuentan y pueden implementar los últimos adelantos tecnológicos al mundo de la educación.

Forman parte de estas iniciativas el local Plan Mi PC (ver nota); Una Laptop por 100 Dólares, proyecto del MIT acargo de Nicholas Negroponte; el programa 50 por 15 de AMD –cincuenta por ciento de la población mundial con acceso a Internet en 15 años-.

Al margen de quienes no ven en las tecnologías de la información un salto cualitativo en materia educativa, es cierto que representan un cambio positivo. Sin embargo son necesarias dos patas: aquella netamente tecnológica, y otra relacionada con un bien no material: la educación en sí misma. La idea consiste en desarrollar caminos que faciliten el uso de adelantos técnicos existentes. De nada sirve una sala repleta de computadoras cuando el docente de un colegio no posee los conocimientos para convertirse en el puente entre el mundo de los alumnos y las nuevas posibilidades tecnológicas. (Ver nota).

El programa de Intel podría verse como una herramienta que incentiva el acercamiento entre dos mundos, sobre todo en lugares donde las computadoras todavía son aparatos desconocidos. En ese caso, un docente capacitado sería la persona requerida para hacer compatibles conocimientos antiguos con otros más nuevos. Se trata de establecer un vínculo entre quienes no accedieron nunca a tales beneficios, y las potencialidades del mundo actual. Por lo menos, así podría entenderse el pensamiento del plan anunciado por Barrett.

"Todos los Gobiernos enfrentan el mismo reto: brindar a sus ciudadanos la oportunidad de triunfar en la economía global, y cada vez es más común que ese éxito esté ligado a la calidad de la educación", aseguró el ex CEO de Intel mientras anunciaba el programa de capacitación, y la donación de 100 mil PCs para países en vías de desarrollo.

Puede ser que el problema consista en cómo articular el estilo de vida tecnológico con aquellas comunidades donde los cambios socioeconómicos jamás sucedieron. En Argentina, por ejemplo, existen lugares donde la televisión por aire es –todavía- un servicio disponible a ciertas horas del día, y –a duras penas- llegan las ondas de radio AM. El desafío consiste en cómo transformar la educación en un vehículo que lleve a dicha meta, pero que conserve el valor histórico de algunos lugares donde pareciera que el tiempo no transcurrió.

Son muchos los emprendimientos parecidos al de Intel. Sin embargo, en países como Argentina, otro de los inconvenientes pasa por la antigüedad de ciertos programas de estudios, y el ritmo acelerado de la producción de conocimientos en lugares alternativos a la escuela. Sin duda alguna, la implementación de nuevas tecnologías, y la capacitación docente contribuyen a brindar a los ciudadanos "la oportunidad de triunfar en la economía global", no obstante, las fronteras socioeconómicas –y culturales- constituyen verdaderos escollos a sortear.


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