¿Llegarán los biocombustibles a Rosario?

"Bio Transporte Rosario" es el nombre de la ordenanza que el concejal Jorge Boasso, del bloque Intransigencia y Renovación Radical, presentó para lograr que la ciudad se convierta en la primera del país en contar con su transporte público alimentado con biocombustible

En la ciudad de Rosario, el concejal Jorge Boasso, del bloque Intransigencia y Renovación Radical presentó el proyecto "Bio Transporte Rosario". Propone que la ciudad se convierta en la primera del país en contar con su transporte público alimentado con biocombustible.

En cuanto a la metodología, la ordenanza propone que, como primera etapa del programa, se priorice la implementación de un proyecto de producción del biodiesel (la American Society for Testing and Materials lo define como el éster monoalquímico de cadena larga de ácidos grasos derivados de recursos renovables, como por ejemplo aceites vegetales o grasas animales, para utilizarlos en motores diesel), a través del reciclado de aceite de cocina usado, para su posterior utilización en el transporte público local. Para esto, según destacó el concejal en diálogo con este medio, se deberá:

  • Establecer un sistema de recolección del aceite usado de cocina.
  • Se establecerán las condiciones propicias para la construcción y puesta en marcha de una planta productora de biodiesel
  • Se utilizará el biodiesel en el transporte público y vehículos oficiales de la ciudad.
  • Para la gestión del sistema de recolección de aceite usado, como para la producción, distribución y comercialización del biodiesel y de sus subproductos, se dará preferencia a la conformación de estructuras organizativas con participación público – privado.


  • ¿Qué es el Protocolo de Kyoto?
    En 1997, en Kyoto, Japón, se desarrolló la Tercera Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas (UNFCCC) sobre Cambio Climático, ocasión en la que se adoptó el Protocolo que tomó el nombre de esa ciudad, considerado el mayor acuerdo internacional jamás firmado sobre el cuidado del medio ambiente. El Protocolo de Kyoto establece la obligación legal vinculante de los países desarrollados e industrializados listados en el Anexo I del mismo, de reducir sus emisiones de seis (GEIs) gases de efecto invernadero -dióxido de carbono (CO2), metano (CH4) y óxido nitroso (N2O), además de tres gases industriales fluorados: hidrofluorocarbonos (HFC), perfluorocarbonos (PFC) y hexafluoruro de azufre (SF6)-, en aproximadamente 5.2% en conjunto, por debajo de los niveles de emisiones que tenían en 1990; lo cual debe lograrse en el primer período de compromisos establecido (2008-2012). Los países en vías de desarrollo (partes No Anexo I de la Convención) no comparten dicha obligación de reducción de emisiones de GEIs, si bien son parte del Protocolo por haberlo suscripto (tal es el caso de Argentina).

    Para cumplir con los compromisos asumidos en Kyoto, los países desarrollados listados en el Anexo I deben emprender acciones de mitigación en sus propios territorios y también pueden participar en forma complementaria, en proyectos que reduzcan emisiones o secuestren CO2e (CO2 equivalente) en otros países.
    Sin embargo, tal cual comentaron Ricardo Rodríguez, director del Centro de Investigación de AgroIndustria, y Jorge Hilbert, director del Instituto de Ingeniería Rural del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, al diario Clarín, si bien las proyecciones indican que en 15 años la bioenergía cubrirá el 25% de las necesidades de energía mundial, "no tenemos desarrolladas en la Argentina las herramientas necesarias para producir masivamente biocombustibles. El desafío del país, y del INTA, es desarrollar el potencial que tiene en bioenergía. Debemos evitar los errores, prevenir los fracasos”.

    ¿Por qué biocombustibles?

    La Ley Nacional Nº 26.093 establece un régimen de regulación y promoción para la producción y uso sustentables de biocombustibles. También obliga, a partir del año 2010, a que todo combustible líquido que se comercialice dentro del territorio nacional contenga al menos un 5% de biocombustible en su mezcla. Por otro lado, crea beneficios fiscales y mecanismos de desarrollo productivo relativos al biocombustible, especialmente destinado a las PyMEs productoras. La Provincia de Santa Fe, no sólo adhirió a esta Ley Nacional, sino que también, cuenta con la Ley Nº 12.692 que dispone el régimen de promoción provincial para la investigación, desarrollo, generación, producción y uso de productos relacionados con las energías renovables no convencionales. En Rosario también existe el decreto Nº 27.383 que encomienda la realización de estudios relativos a la conveniencia de instalar en la ciudad una planta procesadora de biodiesel, participando al Municipio en la gestión de la misma.

    Este proyecto se encuadra en el marco del Protocolo de Kyoto (ver recuadro), que establece tres mecanismos flexibles para que los países desarrollados puedan cumplir con sus compromisos asumidos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero(GEIs). Entre ellos se encuentra el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) que permite a estos países industrializados desarrollar un proyecto de reducción de emisiones de GEIs en un país en desarrollo, como por ejemplo Argentina, lo que les resulta en general menos costoso.

    La utilización de biocombustibles, ayuda a mitigar la emisión de estos gases dañinos para la atmósfera que el uso de energía fósil, como la que se genera a partir del carbón, el petróleo y el gas, emite. El 25% de las emisiones totales mundiales de CO2 (Dióxido de Carbono) se generan en el área del transporte y las proyecciones indican que tales emisiones crecerán año a año. Sin duda uno de los desafíos más grandes a la hora de pensar en estrategias para mitigar el cambio climático es actuar sobre el modelo de transporte, el cual actualmente depende en un 100% de los combustibles fósiles.

    ¿Por qué aceite de cocina usado?

    El aceite comestible utilizado para la cocción de alimentos puede ser empleado como base para producir biocombustible. Este combustible, conocido como biodiesel, se puede usar como sustituto del gas oil (diesel). El aceite quemado, previo proceso de decantación, tiene alcances similares al aceite virgen a los fines de la producción de biodiesel. Cuando los aceites acaban en los ríos, forman una película superficial que impide el normal intercambio de oxígeno y altera el ecosistema. Basta un dato para ver el problema ambiental que esto supone: un solo litro de aceite doméstico contamina 1.000 litros de agua. Por otra parte, el biodiesel permite una disminución en la contaminación del aire (no emite CO2, causante del efecto invernadero) y una menor emisión (55%) de otros compuestos cancerígenos. Además, el proceso reduce la contaminación de las napas subterráneas y de los afluentes, porque el aceite usado, en vez de ser tirado, es recolectado y reutilizado. Pasa de ser un desecho a ser un producto útil, siendo a su vez, más económico que otros combustibles.