La robótica entra en las aulas

Por Pablo Comuzzi - pabloc@canal-ar.com.ar
Mónica Paves es profesora nacional de física y matemática, y hace diez años que desde su empresa RobotGroup dicta cursos de robótica para niños y adultos. Explicó a este medio la complejidad de esta disciplina, que todavía “está en pañales en Argentina”, y sostuvo que los directivos de los colegios desconocen la importancia que tiene, y por eso, prefieren invertir en computadoras

Cuando se habla de robótica, es común pensar en humanoides capaces de imitar sentimientos o hacer tareas hogareñas. Si bien es eso, también es mucho más. Se trata de una disciplina que combina la mecánica, electrónica, electricidad, informática y programación. Una de las empresas argentinas pioneras en la materia es RobotGroup, que desde hace una década se dedica a dictar cursos para niños y adultos, y a extender su alance en colegios y universidades.

La firma, ubicada en el barrio de Floresta, comenzó a funcionar en el año 2000. En una primera etapa, se orientó a la capacitación de niños y adultos –en su mayoría docentes que querían difundir esas prácticas en sus colegios-. Luego, sumó dos áreas de negocios nuevas: diseño y fabricación de robots, e investigación y desarrollo. Canal AR dialogó con su fundadora y actual directora, Mónica Paves, quien declaró que siempre le interesaron estas cuestiones, y que tras investigar sobre la materia, decidió importar esos conocimientos. “En Argentina, estaba en pañales en esa época. Solamente entraba equipamiento importado, con el que empecé a dar clases”, recuerda.

Esta profesora nacional de física y matemática, licenciada en Informática Educativa, se hizo cargo del dictado de de los cursos. Superó la crisis de 2001, cuando los “precios fueron un caos”, y en 2004 la empresa dio un gran salto. Se asoció con dos ingenieros (Julián Da Silva y Lúcio Mercado), y comenzó a fabricar sus propios robots. Remarcó que no es una tarea sencilla, ya que demanda una inversión monetaria importante y un arduo trabajo de investigación.

“Si uno tiene que buscar un componente, tiene que es el mejor, pero no debe variar demasiado el precio para no afectar las ventas. Por esa razón, decidimos priorizar la calidad a bajo costo. La electrónica es la mejor que se encuentra, y el diseño es llamativo. No pasa por un juguete de baja calidad. Demanda un proceso tecnológico bastante importante”, explicó.

Hoy en día, la compañía está conformada por Paves, que ocupa el cargo de directora, dos gerentes, y entre personal part time y tiempo completo, suman en total otras doce personas. Fabrican anualmente 500 robots, aunque tienen capacidad para llegar a 1.000, que se los venden a hoobistas, profesionales de ramas artísticas, universidades y escuelas. A través del programa Mejoras, del Ministerio de Educación nacional, equiparon varios laboratorios de colegios técnicos, y también están en tratativas con instituciones privadas.

Sin embargo, la empresa nunca abandonó su vocación de capacitación. Tiene un grupo fijo de chicos, divididos por edades, que cursan todo el año, sumado a tres seminarios (electrónica, robótica I y II) para adultos, que se renueva mensualmente.

La académica detalló a este medio que el trabajo con los más pequeños, que arranca desde los 7 y 8 años, consiste en ponerlos en contacto con un motor, sensor, microprocesador de una computadora. “Queremos acercarlos a esos mecanismos que ven en su vida cotidiana, y enseñarles a programar desde símbolos, y luego trasladarlos a un lenguaje de alto nivel”, dijo.

- En base al trabajo que vienen realizando hace diez años, ¿cuánto cree que avanzó la robótica en Argentina?

- Es una disciplina que todavía está en pañales. No es muy conocida, no se entiende qué es. Cuando uno tiene que hablar con los directivos de un colegio, en general desconocen la importancia de la robótica en cuanto al razonamiento lógico que pueden adquirir los chicos.

- ¿Qué actitud tienen ante esta clase de disciplina?

- Muchas veces prefieren mejorar las computadoras de la escuela. El chico capaz está acostumbrado a trabajar con Internet y Word, y esto (por la robótica) es más divertido y lógico. Los directivos son reacios porque no conoce de qué se trata.

Se consigue por partes

Durante la charla se fija la idea de que la robótica no se puede asociar a un humanoide, pero queda picando qué es lo que vende la empresa. En resumen, RobotGroup comercializa robots y los distintos elementos que los componen, incluyendo sensores, programas o sistemas operativos. De esta forma, los clientes se aseguran que cuando decidan dar un salto de productividad, deben invertir sólo en aquello que necesitan.

En este sentido, Paves explicó que un robot contiene una parte mecánica, y que lo fundamental para el movimiento son las cajas de transmisión, integrados por un engranaje o motor, que no se consiguen en Argentina, salvo a gran estala. Es ahí donde entra en escena la compañía, que desarrolla cajas reductoras de salidas de 60, 160, 400 y 600 revoluciones por minuto. “No solamente se pueden usar en robot, sino para abrir y cerrar cerraduras de cajas fuertes, o colocar en una cinta transportadora. Tiene varias utilidades”.

Asimismo, cuentan con microprocesadores de 32 y 64 K, disponibles con el sistema operativo Arduino, una de las plataformas de código abierto más usadas en el mundo. “Nuestra política es liberar los códigos de los programas y los planos, de tal forma que cualquiera pueda hacerse del programa por Internet, tenga o no nuestra placa”, detalló la académica. También disponen de catorce modelos de sensores, incluyendo infrarrojo, de proximidad, media y larga distancia, temperatura, o que se puede manejar con el control remoto de un televisor.


El Ministerio de Ciencia y Tecnología invitó a RobotGroup a contar con un stand propio en la carpa del Bicentenario.




Más información: www.robotgroup.com.ar.