¿Existe un marco regulatorio en Argentina para los gamers especializados en E-Sports?

Escribe Fabiana Fernández, abogada especialista en Propiedad Intelectual del estudio jurídico Brons & Salas

Los E-Sports han pasado de ser un fenómeno de nicho a convertirse en una parte integral de la cultura y de la industria del entretenimiento, con un impacto significativo en la forma en que jugamos, consumimos y entendemos los videojuegos.

Este crecimiento, por su lado, ha generado nuevas oportunidades en una variedad de áreas, incluidas las carreras y jugadores profesionales, entrenadores, comentaristas y gerentes de equipos, así como en la producción de eventos, la transmisión en línea, el marketing y la publicidad.

Con relación al marco regulatorio de los E-Sports, a nivel nacional, nuestro país solo ha tenido la incipiente propuesta del Proyecto de Ley 4753-D-2020 de reconocimiento de deportes electrónicos, presentado en la Cámara de Diputados de la Nación. Este proyecto tiene como objetivo reconocer a los deportes electrónicos como disciplina deportiva en el ámbito nacional, promoviendo su desarrollo y regulación.

El proyecto define a los deportes electrónicos como competencias de videojuegos organizadas de manera profesional, con reglas definidas y una estructura competitiva. Regula los derechos de los jugadores y, asimismo, establece derechos como la protección de la integridad física y emocional de los jugadores, la regulación de contratos y la protección de la propiedad intelectual.

Es importante tener en cuenta que este es un proyecto de ley que aún no ha sido aprobado, por lo que puede estar sujeto a modificaciones antes de su eventual promulgación. Aunque ha habido avances regulatorios en algunas provincias, en Argentina, el marco regulatorio para los gamers especializados en deportes virtuales no es específico, ya que el país no cuenta con leyes o normativas exclusivas promulgadas para esta actividad.

En este sentido, entonces, los gamers profesionales están sujetos a las leyes generales relacionadas con el trabajo, los impuestos, la propiedad intelectual y otras áreas relevantes, tales como:

  • Contratos laborales: los gamers que compiten de forma profesional pueden estar sujetos a contratos laborales o de prestación de servicios, dependiendo de la naturaleza de su relación con los equipos o las organizaciones para las que compiten.
  • Normas impositivas: aquellos que obtienen ingresos a través de actividades relacionadas con los deportes electrónicos (E-Sports), como competir en torneos, transmitir en vivo, generar contenido o recibir patrocinios, generalmente deben tributar impuestos sobre esos ingresos.
  • Derechos de imagen: los jugadores pueden firmar acuerdos de patrocinio y deben tener en cuenta sus derechos de imagen y publicidad al hacerlo.
  • Derechos de propiedad intelectual: asimismo, deben tener en cuenta las leyes de derechos de autor y propiedad intelectual al transmitir sus partidas, crear contenido o utilizar material protegido por derechos de autor.
  • Protección de datos personales: detentan derechos de privacidad sobre su información personal, como su nombre, dirección, correo electrónico, etc. Estos derechos protegen a los jugadores contra la divulgación no autorizada de su información personal.

Finalmente, se ha de destacar que la propiedad intelectual es uno de los aspectos fundamentales para tener en cuenta, ya que este es uno de los principales motivos por los que los expertos rechazan categorizarlos como un deporte tradicional.

Muchos gamers crean contenido relacionado con los videojuegos como parte de su actividad con los E-Sports. Este material puede incluir transmisiones en vivo de sus partidas, videos de juego, guías, reseñas, análisis, tutoriales, entre otros. A partir de esto, los jugadores pueden desarrollar una audiencia y una comunidad en línea, compartir su pasión por los videojuegos y, en algunos casos, generar ingresos a través de patrocinios, publicidad, donaciones de seguidores y otras fuentes. Por este motivo, es importante la protección de sus derechos intelectuales.

Desde este punto de vista, es clara la necesidad para los jugadores virtuales de proteger sus activos como, por ejemplo:
  • Derecho de imagen: se refiere al derecho que tienen los gamers sobre su propia imagen, es decir, la facultad de decidir cómo se utiliza su imagen en diversos contextos, como publicidad, promoción, merchandising, entre otros. Este derecho les permite controlar la reproducción, distribución y exhibición de su imagen, así como recibir una compensación económica por su uso comercial. Los gamers pueden enfrentarse a situaciones en las que su imagen se utilice con fines comerciales, como en la promoción de equipos, marcas o productos relacionados con los videojuegos. En tales casos, los gamers pueden negociar y recibir una compensación por el uso de su imagen, así como proteger su imagen de un uso no autorizado o difamatorio.
  • Derechos intelectuales: los gamers, al igual que cualquier otra persona que crea contenido, tienen derechos de propiedad intelectual sobre su trabajo. Sobre los mismos, tienen derechos de autor sobre el contenido original que crean. Estos derechos les permiten controlar quién puede usar, distribuir o modificar su contenido.
  • Derechos de marcas: pueden identificarse con un nombre o seudónimo, logotipo u otro símbolo distintivo que identifica su marca personal, y podrán adquirir derechos de marca sobre esos elementos. Esto les permite proteger su identidad en línea y evitar que otros la utilicen sin permiso.

Para concluir, ante la falta de leyes específicas que regulan esta actividad, en el caso de generarse relaciones comerciales, se vuelve imprescindible la redacción de contratos que establezcan de forma minuciosa todos los aspectos legales que regulen el vínculo jurídico entre las partes.

(*) Fabiana Fernández: Abogada especialista en Propiedad Intelectual del estudio jurídico Brons & Salas