Ventajas y desventajas del voto electrónico

Por Pablo Comuzzi - pabloc@canal-ar.com.ar
Gonzalo Diéguez, licenciado en Ciencias Políticas de la UBA, planteó cuáles son los argumentos a favor y en contra de este sistema. A su entender, la migración debe ser gradual. “Y en este sentido, las pruebas piloto son un buen paso a seguir”, dijo

Desde hace algunos años que el voto electrónico comenzó a dar sus primeros pasos en Argentina, mediante la puesta en marcha de distintas pruebas piloto que sirven para comprobar si es factible su aplicación. Se trata de una herramienta polémica, que cuenta con fieles creyentes y detractores por igual número.

Gonzalo Diéguez

Para ahondar en sus ventajas y desventajas, Canal AR se contactó con Gonzalo Diéguez, licenciado en Ciencias Políticas de la UBA y especialista en Gobierno Electrónico. En primer lugar, el académico aclaró que por voto electrónico se entiende la incorporación de TICs al proceso electoral, y que hasta el momento, las experiencias llevadas a cabo en el país se centraron en la utilización de urnas electrónicas.

Tradición vs. Nuevas Tecnologías

Sin perder tiempo, Diéguez planteó cuáles son los principales puntos a favor que presentan las urnas electrónicas, respecto al sistema manual. Ante todo, se destacan por inyectarle mayor rapidez al escrutinio, posibilitando que el conteo de votos sea más veloz.

“Si tomamos en cuenta el antecedente inmediato de la última elección presidencial, el proceso de raconto de diferentes listas que fueron bajo un mismo paraguas político se hizo más complejo, y por ende, se extendieron los tiempos de contabilización”, agregó. Al no conocerse el resultado de la votación, aumenta el grado de incertidumbre e impaciencia de parte de la clase dirigente, la ciudadanía y los medios de comunicación.

Radiografía de Gonzalo Diéguez
Es licenciado en Ciencias Políticas de la UBA, tiene un posgrado en maestrando en administración y políticas públicas de la Universidad de San Andres, y da clases en la UBA y la UADE
En segundo término, ayuda a eliminar uno de los vicios clásicos del sistema electoral argentino: el robo de boletas. “¿Cuántos fiscales se necesitan para garantizar la transparencia del comicio? En cambio, con un sistema de votación electrónica se garantiza previamente el proceso de carga con los nombres y fotos de los candidatos. Garantiza que todos estén en igualdad de condiciones porque se supone que los fiscales técnicos e informáticos van a monitorear la suba de datos”.

Algunos puntos grises

Sin embargo, el académico reconoció que hay una serie de cuestiones que el “hacen ruido”, y que es pertinente hacerse algunas preguntas:

  • ¿Quién me garantiza que los datos que está procesando una urna electrónica no son fraguados o hakeados?

  • Si yo no tengo un comprobante impreso ¿cómo sé que lo que voté realmente es lo que se registra dentro de la máquina?

  • ¿Qué niveles de encriptación, de codificación de seguridad alfanumérica, tienen los votos que yo emito?

  • Desde su punto de vista, para poder discutir sobre las ventajas y desventajas de los mecanismos de votación electrónica, es necesario derribar 3 mitos: que es más transparente, que garantiza mayor austeridad y que se necesitan menos fiscales. “Tal vez haga falta menos gente para controlar la elección, pero tendrá que ser más calificada, incluyendo a ingenieros y licenciados en sistemas. ¿Los partidos políticos tienen los recursos y el know how para trabajar con ellos?”

    No hay que olvidarse del contexto. Diéguez hizo hincapié en la dimensión sociológica y antropológica que tiene el proceso electoral, sobre todo en países como Argentina, que tuvo períodos prolongados de interrupciones cívico militar. “Hace 25 años que tenemos una democracia, y el acto de votar sigue teniendo una reminiscencia bastante sacra. En el caso de que mutáramos a otro tipo de votación, necesariamente tiene que ser un proceso gradual. Y en este sentido, las pruebas piloto son un buen paso a seguir”.

    A modo de conclusión, dejó picando en el tintero una falencia del sistema político a discutir antes de poner en práctica cualquier tipo de reforma: “Si aplicamos voto electrónico, pero previamente no digitalizamos y depuramos el padrón electoral, "¿no persiste la sospecha referida a los múltiples riesgos del ejercicio de prácticas fraudulentas, o la posibilidad que emitan su voto personas fallecidas?”, concluyó.


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