El crecimiento del teletrabajo en la región

Canal AR dialogó con Sonia Boiarov, la directora de la investigación de “Exportación de Teleservicios para la Inclusión Socio Laboral de América Latina y el Caribe”. Conozca cuáles son las primeras conclusiones de este estudio y cómo la falta de información y de un marco legal apropiado influyen en el desarrollo del teletrabajo

El Programa PAN Américas del Centro Internacional de Investigación para el Desarrollo de Canadá (IDRC) aprobó en agosto de 2005 el proyecto de investigación ETIS-LAC denominado “Exportación de Teleservicios para la Inclusión Socio Laboral de América Latina y el Caribe”, presentado por la Comisión TIC de la organización USUARIA. Este proyecto fue el primero en proponer detectar la oferta de teleservicios en Argentina, Brasil, Colombia y Costa Rica.

Hoy la investigación ya está terminada y se está trabajando en las conclusiones. Por tal motivo Canal AR dialogó con Sonia Boiarov, directora del proyecto, quien adelantó las primeras apreciaciones y explicó por qué la falta de información y de un marco legal apropiado influyen en el desarrollo de esta modalidad de trabajo, que promete beneficios a la vez que rompe con la estructura tradicional de relaciones laborales que se han establecido hasta ahora.

Se trabajó sobre un total de 4427 casos, de los cuales 2000 pertenecieron a la Argentina. Esta cifra indica el impulso que tiene esta modalidad de trabajo en el país, más allá de que el núcleo de trabajo de la investigación estuvo situado localmente. Entre las principales conclusiones que se obtuvieron, Boiarov destacó que donde se ha generado una mayor apropiación del término y una mayor conciencia del sector es en Argentina, precisión que la directora del estudio otorgó al hecho de que en este país es en donde el teletrabajo tiene más historia. “En cuanto a la difusión, Argentina estuvo a la cabeza desde 2001, y ese nos parece un eje y una conclusión muy destacados. Eso no lo vimos en otros países, y sí lo estamos viendo en Colombia”, dijo.

Otro punto interesante es que si bien el teletrabajo nació de la necesidad, por el fuerte desempleo que se generó en los 90, ahora la situación es diferente. “Como la gente se familiarizó con las tecnologías, pasó a ser una opción. Incluso, en algunos casos, descartando las otras posibilidades. De hecho, mucha gente que empezó en aquel entonces, ya no vuelve al trabajo tradicional. Ahora ya no es por necesidad que uno se inicia, si no que es una opción paralela”, explicó Boiarov.

Por otra parte, el trabajo también arrojó como conclusiones que continúan siendo los centros urbanos los que más cobijan a teletrabajadores. En Argentina son Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Gran Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Mendoza las principales ciudades en las que se localiza esta modalidad de trabajo. Respecto a los teletrabajadores efectivos y potenciales, en Argentina las cifras marcan una igualdad: son tantos lo que ya están trabajando como los que estiman teletrabajar en los próximos años. En Colombia los potenciales duplican a los efectivos y en Costa Rica los superan ampliamente. Sin embargo, en Brasil la tendencia no se mantiene. Boiarov explicó que allá circula muy poca información y aun no existe una clara apropiación del término “teletrabajador”, por ende no hay una conciencia y un reconocimiento de esta modalidad de trabajo.

El promedio de la edad de los teletrabajadores es de 37 años, los que trabajan en relación de dependencia son alrededor del 25% del total de los entrevistados, tiene conocimientos básicos de computación, y en general, son los dueños de los medios de producción, trabajen o no en relación de dependencia. En cuanto a la exportación, la mayoría de los teletrabajadores realiza esta actividad para su propio país. Argentina exporta el 25%, y los principales destinatarios son España y EE.UU. Brasil es el país que menos exporta, con sólo el 10%, mientras que Colombia tiene un 13% y Costa Rica, mantiene la cifra más alta: un 40%. En cuanto a qué es lo se produce o desarrolla, Boiarov explicó que la mayoría son actividades vinculadas a tecnologías de la información (servicios informáticos, programación, etc) diseño, consultoría y administración. “La lista que detectamos es de 56 tipos de servicios diferentes”, dijo.

Por el lado de la demanda de teletrabajo, son pocas las empresas que contratan teleservicios. Sin embargo destacan que tienen pensado hacerlo en los próximos dos años. “Ahora las empresas empiezan a ver un punto interesante en el teletrabajo. El principal impedimento para contratarlo es la falta tanto de un marco legal, como de información acerca de los riesgos de este modo de trabajo, los procedimientos de contratación y los pagos”, explicó la directora de la investigación.

Respecto a la cantidad total de teletrabajadores que existen en Argentina, Boiarov destacó que carecen de datos para conocer la cifra específica. Según la consultora Carrier & Asociados, que no incluirá más esta pregunta en sus sondeos, si bien en 2002 eran 325.000 los teletrabajadores que existían en Argentina, en 2006 eran 800.000 las oficinas hogareñas. A la hora de enfrentar la problemática de la falta de datos estadísticos, Boiarov explicó que si bien ha solicitado en reiteradas oportunidades la inclusión de preguntas específicas para que se sumen a la Encuesta Permanente de Hogares realizada por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), no se han obtenido logros al respecto. “En la reforma de 2004 fueron asesorados desde el ámbito universitario, y en este ámbito todavía no ven las perspectivas del teletrabajo y de las transformaciones fuertes que se están generando en el trabajo a partir de la tecnología. En la medida en que esto no se ve, no existe. Creo que con dos preguntas más nosotros podríamos haber detectado al teletrabajador”.

De hecho, hay un emprendimiento en la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), dependiente de la Organización de las Naciones Unidas, que es el Observatorio de la Sociedad de la Información para América Latina y el Caribe (OSILAC), que convoca a los responsables de los institutos nacionales de estadísticas para ver cómo van a ir incorporando preguntas relacionadas con la Sociedad de la Información. “El interés ronda en que se comiencen a ver indicadores. Es muy caro armar indicadores de la Sociedad de la Información, y es una lástima que no se aprovechen las herramientas de las que ya disponemos, como el INDEC”, explicó Boiarov. “Queríamos ver si en algunas de las encuestas que se hacen trimestralmente se puede agregar, mínimamente qué tipo de conexión a Internet tienen los usuarios en sus computadoras, qué uso tienen las PCs y si tienen un lugar específico en la casa”, explicó, “eso nos ayudaría muchísimo para seguir avanzando”.