Érase una vez el CIO

"Sale de la escena el guardián de la tecnología y entra el ejecutivo, el gerente, el profesional ligado al corazón de negocio". Opina Rodrigo Parreira, CEO de Logicalis América Latina

Érase una vez el CIO. El Chief Information Officer o el gerente responsable de la enigmática tecnología de la información en las empresas era considerado, en sus orígenes, uno de los perfiles más importantes en las empresas. Aquel que se sentaría al lado del gerente general para tomar las decisiones estratégicas.

Pero, como siempre, nada envejece más rápido que nuestra visión de futuro. Pasó el tiempo y, en la mayoría de las corporaciones, sus atribuciones fueron consolidadas a partir de una perspectiva fundamentalmente operativa. En muchos casos, el CIO pasó a depender del director de finanzas (CFO), reforzando el carácter de una función de soporte al negocio, distante de su core.

Los perfiles de los profesionales que asumieron esa posición también eran consistentes de ese tipo de demanda. En su mayoría eran personas sólidas en procesos y gobernanza, pero conservadoras. La necesidad de mantener las aplicaciones disponibles, proteger la información corporativa e, idealmente, pasar desapercibido, los convertía en personas poco innovadoras y opuestas al riesgo. Lo que se dice un profesional discreto.

Sin embargo, el mundo está cambiando de manera acelerada. Lo que algunos llaman “transformación digital” y otros “cuarta revolución industrial” es un proceso de profunda reorganización de los escenarios económico y social, a partir de una perspectiva esencialmente tecnológica.

La tecnología deja de ser un facilitador de la eficiencia y de la productividad en una cadena de valor específica y se aloja en el corazón del negocio. Dentro de este contexto, los CIOs deben transformarse en profesionales innovadores, con visión de futuro y estratégica, con un profundo conocimiento del negocio en el que está involucrada la empresa.

Los procesos y la visión estructurada de gobernanza no desaparecen, pero ahora son incorporadas a un objetivo más complejo y obligatoriamente flexible, en el cual el gerente de tecnología actúa como un administrador de competencias incluidas en contratos y que, en muchos casos, serán ejecutados por terceros.

De esta manera sale de la escena el guardián de la tecnología, con capacidades de entrega y visión conservadora, y entra el ejecutivo, el gerente, el profesional ligado al corazón de negocio de la empresa, desarrollando e implementando una visión de evolución de su posicionamiento a partir de una perspectiva tecnológica.

Este personaje estará sentado en la mesa del board de las organizaciones e involucrado en las decisiones más críticas. Así, cada vez veremos más una gradual e importante valorización de las áreas de tecnología en las organizaciones, ya que son ellas los motores de la verdadera transformación digital.

(*) Rodrigo Parreira: CEO, Logicalis América Latina