¿Crear música con robots?

Escribe Paula Becchetti, escritora UX y editora del blog de intive Argentina

Los robots capaces de tocar música existen desde 1985. Por nombrar algunos ejemplos, en 2005 Toyota presentó un robot que podía tocar la trompeta y en 2013 surgió una banda de robots alemanes llamada Compressorhead. Pero no son los únicos casos: hay robots que pueden improvisar en función de lo que toca un músico y también brazos robóticos inteligentes que pueden reemplazar a los humanos o ayudar a un músico a tocar más elementos de la batería, sin mencionar las melodías generadas por la inteligencia artificial.

¿Qué pasa con la creatividad en la música cuando el intérprete es un robot? ¿La música pierde valor artístico? Después de leer este artículo, podrás determinarlo por ti mismo. Pero comencemos por decir que toda interpretación nace de una idea humana, independientemente de si las personas tocan el instrumento en forma directa o no. Cuando se traduce al estándar MIDI y se procesa, los robots son capaces de tocar la música. Y la idea, concebida por una persona, permanece intacta.

Robots que tocan música y se fabrican en casa

Un inventor llevó esta idea un paso más allá. En su caso, se trata más de una filosofía que de una idea. Moritz Simon Geist trabaja en el campo de la música electrónica robótica. De hecho, está trabajando en “la primera canción tecno interpretada en su totalidad por robots futuristas fabricados de forma casera”, como explica su sitio web. Esta forma revolucionaria de crear música supera la limitación de los instrumentos musicales existentes, al tomar sonidos orgánicos y mecánicos de la vida cotidiana y convertirlos en sonidos tecno. El objetivo de Simon es identificar los sonidos a los que estamos acostumbrados, esos que escuchamos cuando realizamos tareas cotidianas en nuestra casa o cuando caminamos por la calle. Evita usar sonidos musicales tradicionales o producidos electrónicamente, lo que hace es replicar los sonidos orgánicos y crear piezas musicales a partir de ellos. Para conseguirlo, usa robots futuristas fabricados por él mismo, que no suenan como ningún instrumento conocido.

Uno de sus instrumentos novedosos está creado a partir de un compresor de aire, otro produce sonidos con vasos y otro está inspirado en un instrumento africano, el calimba. Sus robots son verdaderamente precisos. No hablamos de sonidos electrónicos sino, como dijimos antes, sonidos orgánicos manipulados electrónicamente. El instrumento se toca por medio de un teclado conectado a una señal MIDI pero, de todos modos, el sonido puede manipularse manualmente y modificarse, lo que le da más expresividad al resultado final. De esa forma, Moritz Simon Geist empuja los límites de la creación musical tal como la conocemos.

Para esto, los elementos necesarios son una computadora, un teclado, un programa para controlar los aspectos musicales y no mucho más: micrófonos sobre los instrumentos y luces que permitan al espectador conectar visualmente con el instrumento y con lo que sucede en la habitación. De hecho, la estética de los robots también es llamativa. Este músico quiere convertir el arte y la música en algo multisensorial, por eso sus robots se han convertido en una instalación artística.

No se trata de determinar cuál de los dos es mejor, si los instrumentos tradicionales o los robóticos, sino tocar música y descubrir el potencial de la electrónica. ¿Los robots serán capaces de hacer de todo? ¿O seremos nosotros?

(*) Paula Becchetti: Escritora UX y editora del blog de intive Argentina