La Fundación Sadosky necesita integrarse a la realidad del país

Escribe Gabriel Baum, Investigador de la Universidad Nacional de La Plata


"La mente piensa dónde los pies pisan"
Paulo Freire


Al igual que la gran ciudad que le da cobijo, la Fundación Sadosky tuvo dos fundaciones. La primera, en 2007, con el Decreto 121/2007 del 15 de febrero de ese año, con la firma del Presidente Néstor Kirchner. La segunda, en abril de 2009 con el Decreto 678/2009, con la firma de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Fueron dos fundaciones muy diferentes. La primera, por mandato del Foro de Software y Servicios Informáticos, fue una de las medidas del Plan de Acción 2004-2207, publicado en el Libro Azul y Blanco del sector SSI, se realizó en el ámbito de la antigua Secretaría de Ciencia y Tecnología de la Nación (SECyT), a cargo del Ing. Tulio Del Bono. En lo fundamental proponía en su Acta Constitutiva la creación de una Red de Centros de Investigación y Desarrollo, conformados por universidades, centros científicos y tecnológicos, empresas y sector público, arraigados en sus regiones, respondiendo a las necesidades locales y con proyección internacional. La conducción de esta Fundación en Red -su Consejo de Administración- estaría a cargo de la Secretaría de Industria de la Nación y la SECyT, junto con la CESSI, CICOMRA, la Intercámara de la Industria Electrónica (en aquel momento en formación, abarcando varias tradicionales cámaras regionales), el CIN, el CONICET y el INTI.

Tal como Buenos Aires en su primera fundación, nunca pudo prosperar. Tan pronto como se creó el Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación, el flamante Ministro Barañao, dió de baja el proyecto original, y diseñó el que actualmente está en vigencia. El Estado está representado por el MINCyT y el sector privado por CESSI y CICOMRA; el concepto central de red de centros de innovación orientada a dar respuestas a las necesidades locales, fue reemplazado por la idea de “articulación entre el sector científico y el sector productivo”, la excelencia y la innovación, siendo esta última idea de especial importancia y concebida como: “...actuar como “faro”, adelantándose a las tendencias en tecnología que afecten las disciplinas que le competen y facilitando el camino a las organizaciones que quieran utilizarlas…”.
Ciertamente, dos puntos de vista, dos concepciones diferentes del desarrollo tecnológico y sus motivaciones e imbricaciones en el tejido económico y social del país.

Los poco más de 10 años de actividad de la Fundación han sido positivos. En primer término, se logró constituírla y conformar un núcleo de profesionales y trabajadores administrativos y técnicos que han trabajado duro para llevar adelante algunos proyectos y programas realmente valiosos y de impacto en la sociedad argentina. Program.Ar es sin dudas una contribución relevante en una dirección estratégica para nuestro país: la conformación de una fuerza laboral educada y competente es un prerrequisito fundamental para cualquier programa de desarrollo económico y social progresista y con sentido nacional, en particular la integración de las TIC, el pensamiento computacional, las habilidades básicas de programación son parte importante de esta formación para el trabajo y para la vida. El programa de Seguridad en TIC, ha obtenido por su parte resultados notables en sus investigaciones, cubriendo un área clave para la soberanía tecnológica y la (cíber)seguridad nacional que sin dudas estaba y aun está bastante descuidada en nuestro país. También el programa en Ciencia de Datos ha realizado contribuciones importantes en un área clave para el desarrollo económico, la seguridad, y la vida democrática, siendo pionero en la promoción de esta disciplina en el país.

La Fundación se ha ocupado de promover la articulación entre la universidad y las empresas, siendo este el objetivo principal de su creación. Un objetivo tan importante como difícil alcanzar. Si bien se han logrado avances en ese campo, los resultados son más bien escasos, aunque algunos de los proyectos promovidos y financiados son realmente valorables.

En resumen, el balance de lo actuado por la Fundación Sadosky en su década de existencia es positivo. Sin embargo, el objetivo inicial propuesto por el Foro SSI, expuesto en el Plan Estratégico 2004-2014 y en el Decreto 121/2007, sigue incumplido y resulta cada vez más importante e impostergable: para que las TIC se constituyan en una infraestructura fundamental para el desarrollo económico y social, federal y soberano de la Argentina, es imprescindible retomar los lineamientos marcados inicialmente y conformar la Red de Centros de I+D+i, que el momento actual requiere mucho más que hace 15 años y que hoy es mucho más factible que entonces. La existencia de la Red Federal de Polos y Clusters TIC da cuenta del enorme acierto de la propuesta formulada hace 15 años, así como de la necesidad de que la Fundación Sadosky, como herramienta de política pública del MINCyT, deje de parecerse tanto a la brillante, icónica y cosmopolita capital que la cobija, y comience a mirar, pensar y sentir el país desde cada uno de sus rincones.

La renovación del Director Ejecutivo de la Fundación puede ser un buen momento para reflexionar, retomar y actualizar sus objetivos y formulaciones originales, y sin abandonar ninguno de sus valiosos proyectos, transformarse en un actor potente y relevante de esta Red que, más allá de las políticas y acciones de los gobiernos, el sector TIC ya viene construyendo.

(*) Gabriel Baum: Investigador de la Universidad Nacional de La Plata