Nuevas maneras de alcanzar la inteligencia colectiva

Escribe Pablo F. Sanchez, Agile Coach, Baufest

Vivimos en un momento de la historia en donde el acceso a la información está al alcance de la mano y con sólo hacer una búsqueda en Google obtenemos lo que buscamos. Sin embargo, para las empresas este tipo de tecnología aporta poco o nada, si se tiene en cuenta que el conocimiento más valioso está en la gente que integra sus equipos y en la diversidad de puntos de vista sobre un mismo tema. Aprovechar la inteligencia colectiva de los grupos de personas requiere de algo más que un algoritmo que se pueda utilizar en una app.

Frente a este desafío, en los últimos años vimos que marcos de trabajo como Lean Start-Up, Design Thinking, Agile y Scrum, entre otros, se convirtieron en cajas de herramientas que facilitan las conversaciones que se tienen que dar y se produzcan resultados más concretos y creativos. En el artículo “Culture & Methods – the State of Practice in 2019”, publicado en InfoQ –un sitio comunitario onlineque difunde conocimiento e innovación en el desarrollo profesional de software– incorpora una nueva técnica en la lista de los innovadores: las Liberating Structures, un conjunto de procesos y métodos que facilitan y agilizan la liberación de la energía de los grupos de personas, aprovecha su inteligencia colectiva, con el objetivo de ser más creativos, adaptables y construir a partir de las ideas de los demás para obtener mejores resultados.

Henri Lipmanowicz y Keith McCandless, autores del libro The Surprising Power of Liberating Structures, del año 2014, plantean un total de 33 estructuras. Con los años y luego de un proceso que incluye ciclos de experimentación y feedback de la comunidad se incorporaron oficialmente otras seis y actualmente hay más en desarrollo. Las Liberating Structures se utilizan principalmente para facilitar espacios de conversaciones participativas y obtener resultados consensuados en poco tiempo. El beneficio más claro es que reemplazan las estructuras tradicionales que eran ineficaces para cumplir con este objetivo. Por ejemplo, en una entidad financiera internacional en una sesión en la cual participaron cerca de 300 personas, se logró consensuar acciones para resolver sus puntos de dolor.

Una empresa y cualquier organización puede utilizar esta técnica para ordenar la participación de todos los involucrados y lograr un resultado en poco tiempo. De esta manera, se alcanza el desafío que, por el momento, ninguna máquina, algoritmo e inteligencia artificial puede obtener: alcanzar la participación de todos los involucrados, conocer sus opiniones, llegar a un consenso común y una mayor inteligencia colectiva, para resolver problemas concretos.

(*) Pablo F. Sanchez: Agile Coach, Baufest.