La bisagra de la pandemia

Escribe Carlos Mazalán (@cmazalan)

El cambio intempestivo de la forma en la que vivimos desde el inicio de la cuarentena y que no teníamos previsto me genera pregunta tras pregunta. Más días pasan, más preguntas tengo y las voy anotando. Se que esta situación va a pasar… y será rápido. Me resulta desafiante pensar o proyectar el futuro, que en poco tiempo nos dará la oportunidad de comprobar si es o no tal como podríamos imaginarlo.

  • ¿y si COVID-19 es la bisagra a un cambio radical en la humanidad?
  • ¿y si surgen nuevos líderes empáticos, afectivos, responsables, inclusivos, espirituales y que entienden que en la distribución de la riqueza está el nuevo horizonte?
  • ¿y si entendemos que el conocimiento y la educación hacen a la riqueza?
  • ¿y si las empresas que más ganan son las que mejor distribuyen riqueza y comparten sus conocimientos? (Será posible sumar a la fórmula del éxito, además de la rentabilidad y el cumplimiento de normas ambientales, la distribución de conocimiento?)
  • Si tuvieran que cambiar los Estados democráticos como los conocemos actualmente, ¿a qué modelo migrarán?
  • Si los gobiernos actuales se tentaran con ser autocráticos o totalitarios y los ciudadanos solo piezas obedientes de un tablero, ¿a dónde iríamos?
  • Si los ciudadanos se revelaran ante la invasión a la privacidad, ¿qué pasaría?
  • Si el planeta tuviera una organización única con representantes por latitudes, ¿sería posible convivir en una multicultura?


¿Qué cambios podrían venir?
¿Qué cambios queremos que sucedan?

Hace muchos años hablo en mis clases y conferencias sobre los cambios de paradigmas en la sociedad. Que vienen cambiando las formas en la que tanto las personas como las organizaciones, empresas y gobiernos nos comunicamos, compramos, hacemos negocios, nos educamos, nos entretenemos, nos relacionamos, en definitiva, en cómo vivimos.

Vivimos un momento en la historia donde es más que evidente que lo único constante es el cambio.

Parafraseando a Alvin Toffler, hoy más que nunca tiene sentido el hecho de desarrollar la capacidad de aprender, desaprender y reaprender.

He estudiado y aprendido técnicas de análisis de futuros alternativos, considerando posibles épocas de caos; he seguido a pensadores como Harari hablando desde la evolución de la humanidad hasta la distribución de la riqueza; muchas veces he pensado sobre cuál será la nueva época de la humanidad. La imaginé, la pensé, la deseé.

Hablando de la aceleración del proceso de transformación digital

Trabajando en el mundo de la tecnología, la comunicación y el entretenimiento, entiendo que para transitar esta época algunas de las claves para reinventarse y vivir esta aceleración del proceso de transformación digital tienen que ver con colaborar, cooperar = coopetición

Por un lado debemos tener a la tecnología como nuestro aliado y al mismo tiempo trabajar con empatía y afecto con quienes nos relacionamos, como personas, como seres humanos.

Si bien muchos cuentan con una cultura tecnológica y otros tienen las condiciones básicas necesarias para poder aprender y subirse al tren rápidamente, debemos considerar en crear las oportunidades para que todos estemos arriba, aunque sea en el furgón de la evolución. En definitiva, que esta sea una gran oportunidad para achicar también las brechas digitales.

Quienes podemos tener acceso a la tecnología encontramos herramientas y plataformas para capacitarnos, comunicarnos y trabajar online. Desde el punto de vista de la comunicación y el marketing podemos dar valor a la relación con nuestros clientes y sus audiencias, no sólo diciendo sino haciendo (lo que los profesionales llamamos storytelling y storydoing).

Finalmente y aprendiendo del mundo del entretenimiento, lo que decimos y hacemos debería surgir desde la empatía y entrar al corazón de nuestros interlocutores, pensando en desarrollar relaciones de largo plazo, escuchando y respondiendo emocional e intelectualmente, lo que yo llamo Comunicaciones Afectivas en el mundo donde el mercado son conversaciones.

Go To The Future

Leer, compartir, difundir los estudios que indican que el 70% de los nuevos trabajos serían diferentes en el futuro, claramente se aceleró. ¿Hasta qué punto? Pronto lo veremos, lo diremos, o lo haremos en primera persona.

Ver Black Mirror o el Hoyo en Netflix fue confirmar que la ciencia ficción es simplemente una forma de ver la cruda realidad. Si prestamos atención, la ciencia ficción futurista, nos marca el camino por donde ir, y también nos da una pista por donde no.

Imagino una época donde seamos nosotros mismos, auténticos, individuales, diversos, donde exista el confort pero también la espiritualidad, donde nos respetemos, donde tengamos los mismos derechos, donde no exista el indigente, donde la privacidad tenga su lugar y no seamos una pieza reemplazable de un rompecabezas, pero todos seamos humanos.

¿¡Cuántas cosas imaginé!?… ¿Será? ¿No será? Esa es la cuestión…

Los invito a escuchar mi versión de este artículo en mi primer podcast

(*) Carlos Mazalán: Director de @ladiplo de Comunicaciones Digitales y Social Media, en la Universidad Siglo 21. @cmazalan