Emprendedurismo. Propósito e incertidumbre, dos fuerzas a favor de las organizaciones

Escribe Juan Bautista Bidondo, Co-Fundador y CEO en TOTS AGENCY

Estar dispuesto a evaluar a esta sociedad completamente descentrada es un ejercicio maravilloso de conciencia. Dicha contemplación no es ajena a los organismos empresariales, los equipos detrás de una productividad insaciable que nos drena sin propósito. A continuación intentaré desarrollar algunas reflexiones, aprendizajes e inquietudes, las mismas que solemos debatir con nuestros equipos para acercar, cada día más, la vida al trabajo.

Una organización no está para vender, está para aportar. En general, partimos de la experiencia de vender trazando objetivos, transformando a los clientes en resultados y a la organización en una especie de drácula, que vende para sobrevivir.

¿Qué experiencia estamos teniendo mientras trabajamos? ¿Qué experiencia nos trae el sacarle algo a alguien? En los balances, las experiencias no son un activo. Lo importante son los resultados.

A partir de un liderazgo presionado por la escasez, los vendedores de las empresas comprenden que, si no le quitan algo al potencial cliente, se van a quedar sin trabajo.

"Tenés que llamar a todos estos prospectos y venderles lo que puedas para lograr tus objetivos". "Cuando salgas a pasear el perro, pensá en cómo vender más". "Cuando te estés cepillando los dientes, pensá en cómo superar tu mejor marca". No es complicado imaginarse con qué sueñan estos vendedores por la noche, si es que logran conciliar el sueño sin ayuda.

Esto es la normalidad. Y desde ese lugar dictan los líderes cuando hablan de cómo alcanzar logros y generar abundancia. Es una distorsión total de una fórmula de liderazgo descentrada. Fórmula que insiste y prevalece a pesar de los esfuerzos de los viejos discursos por camuflarse con los manteles del modismo new age.

Antes de activar ese nuevo plan de negocio que vas a vender, vamos a auto-invitarnos a reflexionar sobre el propósito: no hay nada más importante que a qué te dedicas y por qué. Tu trabajo debe ser tu expresión, quién sos y qué vas aportar aprovechando tus dones y talentos. En tus dones y talentos se encuentra tu máxima expresión. Los dones al servicio de tus compañeros y clientes. Pero cuidado, que ahí viene la mente: "Sí, todo muy lindo pero tenemos que cumplir objetivos". Esa es la voz de un liderazgo mental. Y viene por todo, no te va dejar dormir. Te va pedir, que no inventes la rueda. Te va a decir, que todo eso se ve muy simpático, pero no funcionará y que al final hay cuentas que pagar. Esa es la voz del orden establecido, al que los invitaría siempre a desconfiar, que el mundo no está bien, que la conciencia colectiva no está sana y le pide al planeta un ritmo que el planeta no puede sostener. De igual manera que los empresarios y empleados le piden a la medicina o al happy hour algo que los saque de su cabeza atormentada después de una jornada insostenible.

¿Qué sucede con un propósito profundo cuando la rentabilidad de una empresa desaparece?

Un propósito real activa otra dimensión que es la del voluntariado natural. Donde lo que hay para dar ya no tiene límites porque reina el gusto, el entusiasmo y la conexión con un propósito trascendente, donde el equipo trasciende los individuos para convertirse en una fuerza. La creatividad colectiva resuelve y propone rápidamente para atravesar el fango. No desespera, sostiene su frecuencia llena de valor. Los días sin dinero y con presiones pasan tal como pasan las nubes de un día gris. El equipo acepta lo que es, dejando que sea. Comprende que no son ellos las nubes, sino el cielo que las observa. Comprende que aún en el fin de un ciclo para todos o para algunos, hay un nivel de encuentro sostenido por una fuerza que deja una experiencia impoluta.

Esclareciendo esta sencilla metáfora, las nubes son la incertidumbre. ¿Qué es la incertidumbre? No lo sabemos, pero en el mismo momento que se pronuncia, todos suelen temer. El temor es nuestra configuración pre-programada. Desde la inconsciencia proyectamos que la incertidumbre representa un verdadero peligro.

La incertidumbre es algo completamente neutral. El peligro es el temor de aquel que habla sobre la incertidumbre y no la incertidumbre en sí. Todo el mundo juraría que la incertidumbre es peligrosa. Pero el peligro es un temor proyectado que nos separa del presente para vivir imaginando catástrofes, drenando así toda la energía que tenemos para crear.

A pesar de que hay líderes que se creen en modo certeza, es importante comprender que la incertidumbre es la esencia de la vida. El que cree que sabe lo que va a pasar, está en problemas.

Una organización que proyecta todo el tiempo el futuro está empapelando la incertidumbre natural.

Las expectativas que parecían tan reales vuelan por el aire (Ejemplo cercano, la pandemia) de un momento a otro. Las personas vivíamos en una idea del futuro bajo la ilusión de una supuesta seguridad. Construímos una idea de futuro, ideas al servicio de nuestro miedo e inseguridad. Esas expectativas disfrazadas de pánico sepultan la verdadera noción de la incertidumbre que, lejos de ser lo que pensamos, significa lo nuevo, la inspiración y la liberación de la mente. Y sí, independientemente de los resultados.

Los grandes líderes nos enseñan que podemos estar preparados y armoniosos frente a la situación de reiterados rechazos con solo otorgar humanidad a lo que hacemos.

¡Llevemos vida y propósito al trabajo! ¡Que vengan las nubes!

(*) Juan Bautista Bidondo: Co-Fundador y CEO en TOTS AGENCY