¿Ya no googleamos? La IA desafía un verbo y el imperio publicitario digital

Escribe Ariel Vázquez, director del Departamento de Negocios y Tecnología de la Facultad de Ciencias Económicas de UADE

Hace un tiempo, empecé a notar un cambio en mis hábitos digitales. Ya no recurría automáticamente a Google cuando tenía una duda. En su lugar, abría ChatGPT. Lo que al principio parecía una elección menor se convirtió en una señal de un cambio más profundo: la forma en que buscamos información está evolucionando.

Durante años, “googlear” fue el verbo que sintetizaba nuestro acceso al conocimiento online. Google no solo organizó la información del mundo, sino que definió cómo interactuábamos con ella. Su modelo, basado en resultados relevantes y publicidad contextual, revolucionó el marketing digital y facilitó el crecimiento de miles de negocios. Sin embargo, la llegada de nuevos asistentes conversacionales como ChatGPT, Gemini y Copilot está ampliando las posibilidades de búsqueda y redefiniendo nuestras expectativas.

Hoy, muchos optamos por consultar a una inteligencia artificial cuando necesitamos una respuesta rápida, una explicación clara o una sugerencia personalizada. Ya no se trata solo de buscar información académica o general, sino también de tomar decisiones cotidianas de consumo: dónde cenar, qué producto comprar, qué servicio contratar. Por ejemplo, antes solíamos escribir en Google: “cafeterías con wifi en Palermo”, navegar por varios sitios y leer reseñas. Hoy simplemente preguntamos a la IA: “¿Dónde puedo trabajar con mi notebook tomando un café tranquilo por la zona de Palermo?” y obtenemos una respuesta directa, clara y ajustada a nuestras necesidades.

Este cambio no implica la desaparición del buscador tradicional, sino la diversificación de las herramientas que usamos para informarnos antes de adquirir bienes y servicios. Las IA están transformando nuestra relación con la información comercial, haciéndola más inmediata, conversacional y adaptada a nuestras necesidades reales.

Esta transformación también impulsa una evolución en el modelo de negocios digitales. Empresas como Google exploran nuevas formas de integrar la inteligencia artificial a sus servicios, desde los AI Overviews en su buscador hasta el desarrollo de herramientas como Gemini, pensadas para enriquecer la experiencia del usuario. Lo mismo ocurre con Microsoft y su Copilot, integrado a entornos de productividad como Word, Excel u Outlook. En ambos casos, se está generando un nuevo espacio de interacción con la información: más fluido, más personalizado.

Lejos de ver este proceso como una amenaza, podemos entenderlo como una oportunidad. La inteligencia artificial no reemplaza el valor humano detrás del contenido, sino que actúa como un facilitador para llegar a él de manera más eficiente. Y esto abre preguntas interesantes: ¿cómo diseñamos contenido más útil para estas nuevas plataformas? ¿Qué estrategias serán clave en este nuevo escenario, donde la visibilidad no depende solo del SEO, sino también del entendimiento semántico?

No tengo todas las respuestas, pero sí una certeza: estamos transitando una etapa de transición tecnológica apasionante. Una etapa donde el acceso a la información se vuelve más directo, pero también más exigente en cuanto a claridad, calidad y relevancia. Y eso representa una invitación para todos los que producimos, compartimos o facilitamos información.

Quizás, más que hablar del fin de “googlear”, estemos frente al nacimiento de una nueva manera de conversar con la información.

(*) Ariel Vázquez: Director del Departamento de Negocios y Tecnología - Facultad de Ciencias Económicas de UADE