Las empresas deben dejar de tratar la recuperación como un simulacro de incendio

Escribe Rick Vanover, vicepresidente y estrategia de producto de Veeam

Después de un ciberataque, a menudo hay una cosa que importa más que la causa: la respuesta. Es entonces cuando se pone a prueba el liderazgo, se analizan los procesos y la velocidad y la integridad de la recuperación como parte de la resiliencia general de los datos se convierte en un diferenciador crítico para el negocio. Sin embargo, muchas organizaciones todavía tratan la recuperación de datos como un costo comercial gravoso, empleado de manera reactiva, en lugar de la ventaja estratégica proactiva que debería ser.

Esta perspectiva necesita cambiar. Cuando las organizaciones cuentan con una base de resiliencia de datos (que, por extensión, permite la resiliencia empresarial), obtienen la capacidad de afrontar cualquier disrupción con control, velocidad y confianza. Eso proporciona mejores resultados que intentar evitar cada incidente, esperar lo inevitable y, en el peor de los casos, asignar un chivo expiatorio.

La culpa no genera resiliencia


Cuando se produce un ataque de ransomware, a menudo le siguen culpas y castigos. Según el Informe Veeam 2025 Ransomware Trends and Proactive Strategies, el 24% de las organizaciones a nivel mundial despidieron o reasignaron a sus líderes de seguridad después de un incidente. Sin embargo, los datos muestran que una cultura de culpa se correlaciona con peores resultados. En las organizaciones que fueron víctimas de un ataque exitoso, sólo el 29% resistió la tentación de culpar a algún individuo. En cambio, aquellos que defendieron los ataques lo hicieron el 73% de las veces. Estas últimas son las organizaciones que tienen más probabilidades de ver la ciber resiliencia como responsabilidad de todos.

Teniendo esto en cuenta, los CISO y los líderes de IT


son cada vez más juzgados por su liderazgo durante las interrupciones inevitables. Eso comienza con la preparación. Conocer la cadena de mando, comprender el inventario y realizar simulaciones periódicas son signos de una estrategia de respuesta madura. Al igual que los socorristas, los equipos más resilientes son los que se entrenan en entornos inesperados y de alto estrés, en lugar de limitarse a módulos de capacitación en línea.

La claridad y la confianza se construyen a través de la memoria muscular. Cuando las organizaciones se preparan para la disrupción, se recuperan más rápido y conservan la confianza de las partes interesadas.

La estandarización minimiza el caos


Una de las debilidades más comunes en las estrategias de recuperación es la inconsistencia. Diferentes equipos, regiones o sistemas pueden seguir protocolos diferentes, lo que genera confusión cuando más se necesita una respuesta coordinada.

La estandarización de procesos entre departamentos y plataformas ayuda a reducir este riesgo. Incluso mejoras modestas, como alinear los procedimientos de respaldo en entornos locales y en la nube o garantizar pruebas de recuperación periódicas, pueden aumentar significativamente la resiliencia. Esto es especialmente relevante en organizaciones grandes o descentralizadas, donde un enfoque fragmentado puede comprometer los esfuerzos de recuperación.

Las aportaciones externas también desempeñan un papel clave. Los comentarios de pares, consultores o especialistas en respuesta a ransomware, como Coveware by Veeam, pueden exponer puntos ciegos antes de que una empresa sea objeto de un ataque.

La complacencia es una amenaza inminente


Algunas empresas que resistieron oleadas anteriores de ransomware creen que lo han visto todo. Pero las amenazas actuales son más rápidas, más específicas y diseñadas para eludir las defensas heredadas. Las suposiciones basadas en éxitos pasados pueden generar una complacencia peligrosa.

La resiliencia requiere una mejora continua. Empiece poco a poco si es necesario, pero no se quede quieto. El panorama de amenazas no esperará.

La IA ofrece más que detección de amenazas


La inteligencia artificial (IA) ya está demostrando su valor en seguridad, particularmente en la detección de anomalías. Pero su potencial va mucho más allá de las alertas. La IA puede ayudar a las organizaciones en la recuperación ayudándolas a comprender mejor sus datos a escala, incluido qué existe, dónde se encuentra y si está clasificado correctamente. En el caos de un ataque de ransomware, por ejemplo, la inteligencia sobre qué es más importante y recuperable de forma segura, o qué necesita la atención más urgente, marca una diferencia considerable.

Este nivel de visibilidad también respalda todo, desde el cumplimiento y la optimización de costos hasta la planificación estratégica. La IA también puede descubrir ineficiencias y riesgos de incumplimiento que las herramientas tradicionales suelen pasar por alto. A medida que las empresas dependen cada vez más de los datos y las regulaciones gubernamentales se vuelven más estrictas, este tipo de claridad se vuelve fundamental.

La recuperación como diferenciador competitivo


A pesar de la inversión generalizada en soluciones de respaldo, menos de la mitad de las empresas prueban la funcionalidad de recuperación con regularidad. Eso es como instalar un extintor de incendios y nunca comprobar si funciona.

Garantizar la confianza en la recuperación debe tratarse con la misma urgencia y prioridad que la seguridad o el cumplimiento. No se trata sólo de volver a poner los sistemas en línea, sino de proteger la continuidad del negocio, la confianza del cliente y la reputación de la marca.

La diferencia entre disrupción y desastre a menudo se reduce a qué tan bien puede recuperarse una organización. Los líderes que traten la recuperación como un activo estratégico, no sólo como una función técnica, estarán mejor posicionados para afrontar lo que venga después.

En el entorno actual, la resiliencia ya no es solo una buena higiene para una empresa. Es una ventaja competitiva.

(*) Rick Vanover: Director ejecutivo de Estrategia de Producto de Veeam