Bill Gates propone un cambio estratégico en la lucha contra el cambio climático

El cofundador de Microsoft y filántropo llamó a replantear las prioridades globales al abordar el calentamiento global, advirtiendo que la visión predominante centrada en las emisiones y la temperatura no es suficiente

En su blog personal (Gates Notes), el cofundador de Microsoft y filántropo Bill Gates afirmó que, aunque el cambio climático es un problema real y serio, no representa "el fin de la civilización". Más bien, sostiene que el enfoque principal debe moverse hacia mejorar la calidad de vida de las personas más expuestas, especialmente en los países más pobres, antes que obsesionarse únicamente con alcanzar metas de temperatura o reducir emisiones de carbono.

La nota fue publicada justo antes de la conferencia COP30, que se celebrará en Belém (Brasil) en noviembre de 2025, lo que subraya el carácter estratégico de su intervención.

Gráfico en artífulo de Bill Gates sobre el cambio climático
Aunque el aumento promedio de la temperatura global parezca pequeño —por ejemplo, uno o dos grados—, el impacto real varía enormemente según la región. En los trópicos, donde viven cientos de millones de personas en situación de pobreza, incluso un incremento leve puede significar sequías más intensas, pérdidas agrícolas y mayor inseguridad alimentaria. Bill Gates subraya que este tipo de desigualdad climática hace urgente invertir en adaptación y resiliencia, no solo en reducción de emisiones.

Estos son los principales puntos que expone Bill Gates en su nuevo artículo


  1. La prioridad debe ser mejorar vidas, no solo bajar la temperatura. Gates plantea que la métrica que debería importar aún más que las emisiones o el ascenso térmico es “mejorar vidas”. Su argumento es que muchas de las iniciativas actuales se enfocan en metas técnico-ambientales sin evaluar adecuadamente su impacto sobre los seres humanos más vulnerables.
  2. Desigualdad en los efectos del cambio climático. El blog enfatiza que las personas más pobres del mundo —especialmente agricultores de pequeña escala en zonas cercanas al ecuador— serán las más afectadas por sequías, inundaciones, pérdida de producción agrícola y otros efectos paulatinos del calentamiento, aunque esas víctimas sean menos visibles en los titulares.
  3. Innovación, adaptación y desarrollo como pilares. Según Gates, para enfrentar este escenario se requieren tres vectores:
    • Innovaciones que aborden tecnologías limpias (energía, materiales, transporte) para reducir emisiones a largo plazo.
    • Inversión en adaptación: en infraestructura, agricultura resistente, acceso a energía, sistemas de salud y agua.
    • Desarrollo económico y salud pública, porque prosperidad y bienestar son la mejor defensa ante el cambio climático.
  4. Reconocimiento de la dificultad de alcanzar la meta de 1,5 °C. Gates acepta que es probable que el mundo no logre cumplir la meta de ascenso limitado a 1,5 °C, y que el aumento de la demanda energética (sobre todo para los países en desarrollo) complicará la ecuación.
  5. Uso eficiente del dinero de ayuda y cooperación internacional. El texto advierte que los fondos de ayuda para países más vulnerables están disminuyendo, lo que subraya la necesidad de priorizar aquellas intervenciones que efectivamente mejoran vidas y no solo buscan reducciones de emisiones sin impacto social directo.

Reacción e implicaciones


La postura de Gates ya provocó diversos debates. Algunos expertos la consideran un giro estratégico —pasar de alarma a pragmatismo— mientras que otros la critican por minimizar la urgencia de frenar el calentamiento. En los hechos, la propuesta de Gates plantea que los países donantes y los organismos multilaterales revisen sus prioridades: mayor énfasis en adaptación, salud pública, acceso a energía limpia en el Sur global, y asegurarse de que cada dólar invertido tenga el mayor efecto en bienestar humano.

En su post, Bill Gates lanza una invitación: mirar más allá de los indicadores técnicos del clima (temperatura, emisiones) para centrarse también —y quizá sobre todo— en el bienestar humano, en particular de quienes padecerán antes y peor los efectos del cambio climático. Su llamada a la acción es clara: más innovación, mayor equidad, y una agenda de cambio climático que no olvide que, al final del día, quien sufre no es una estadística, sino millones de personas que viven en condiciones vulnerables.